jueves, 8 de julio de 2010

Un lugar de detalles




Estábamos en alguna tasca de nombre popular y muy propicio -algo así como el hueco, el foso, o no me acuerdo qué- tomando una bebida llamada terremoto, hecha de vino con helado de piña, cuando Aleja dijo algo que se me quedaría grabado y que un fin de semana más tarde, cuando visité la ciudad costera de Valparaíso, me repitiría en la mente...
"Valparaíso es un lugar de detalles".

Y sí que lo era.
Los colores de pueblos de ensueños, fucsia, turquesa, verde, naranja...
Los grafittis estrafalarios en las paredes...
Las vistas multicolores...
Un gato travieso que se colaba por las rejas verdes de una casa amarilla...
Unas negritas de cerámica en el tope de un techo, sentadas con sus piernitas diminutas y estáticas guindado hacia al vacío...
Una serenata, mal cantada con el alma, de algún puber enamorado.

Amy y yo llegamos a Valpo (así le dicen los chilenos) a eso de la media tarde. desvanecidas por el hambre, llegamos a un lugarcito francés, encogidito y con un sólo menú de tres platos: carne con papitas como en forma de nuez, una ensalada, un postre de profiteroles.. y por supuesto vino. Nos tomamos una media botella, y después adormecidas empezamos a recorrer Valpo.
La ciudad cambia con cada paso, con cada esquina recorrida. Desde un lugar se parecía a Niza, desde otro más bien a Lima, desde otro rincón era indudablemente Venecia... y así, llegué a la conclusión de que Valpo no se me parecía a nada que hubiese visto jamás.
En la caminata se atravesó un café llamado El Jardín, decorado con matas de todos los tamaños, con regaderas, con artículos de jardinerías, con sofaces forrados de telas de flores rosas...
Nos tomamos dos chocolates pequeños porque es invierno y hacía frío y nos quedamos allí más de una hora, primero en una mesa de esquina y luego echadas en unas poltronas donde por un instante me imaginé una vida distinta.. una vida en la que yo tenía un café-jardinera, una vida en la que no había fechas, en la que no había hora, en la que había todas las ciudades y ninguna ciudad.... una vida de puro color.
Una vida que sólo es perfecta cuando no se tiene.

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